Andreas Kubach y Fernando Mora, nuevos Masters of Wine españoles
Vía: sobremesa.es
Los nuevos titulados forman parte de los 14 nuevos Masters of Wine que el IMW ha dado a conocer esta mañana. Junto a Pedro Ballesteros, España ya cuenta con tres Masters of Wine, además del escocés afincado en España Norrel Robertson.
El MW es uno de los títulos más codiciados y con mayor reputación en el sector del vino internacional, una graduación que tan solo tienen 369 personas en todo el planeta.
Desde hoy, dos españoles se incorporan a esa selecta fila de profesionales (junto a periodistas, enólogos, bodegueros, sumilleres) que, según aparece reflejado en la web del Institute of Masters of Wine, “han demostrado a través de un riguroso examen, un profundo conocimiento de todos los aspectos del vino y la capacidad de comunicarlos claramente”.
El resultado con los nuevos titulados se publica una vez al año y en esta ocasión incluye otros 12 nuevos MW de distintas procedencias. Hasta el momento, solo Pedro Ballesteros, afincado en Bruselas, había conseguido hacerse con el título (Pancho Campo, hispano chileno, lo tuvo durante unos años pero renunció en 2012), aunque en España reside y elabora también otro de sus Maestros, el escocés Norrel Robertson MW.
Andreas Kubach, hispano alemán al frente de Península Vinicultores, un grupo gestor de bodegas y elaborador de vinos basados en la sostenibilidad, se muestra, en sus propias palabras, “aliviado” por haber conseguido el título tras un periodo “bastante largo” de formación y estudio constantes. Kubach comenzó a sentirse atraído por la labor del IMW desde su primer trabajo en una bodega, en la que estuvo en contacto con varios Masters of Wine y pudo ver la forma en la que cataban y describían los vinos, su visión global del vino, colocando los vinos en un contexto internacional. Fue durante su etapa en la bodega Marqués de Griñón cuando varios Masters of Wine terminaron de convencerle para que se embarcara en un proceso que le ha llevado más de media década y no pocos billetes de avión a zonas vitivinícolas para conocerlas, y a Londres para formarse como futuro MW.
Aprobó la teoría a la primera aunque no tuvo tanta fortuna con la práctica, pero finalmente y tras una tesis titulada “El uso de contratos a largo plazo en la obtención de uva- un estudio de las prácticas actuales en la Ribera del Duero” le ha valido el título que porta desde esta misma mañana.
Para Kubach, “ser MW es a lo máximo que se puede aspirar en la gestión y el comercio del vino”,campo en el que se mueve desde su puesto en Península y en el que piensa permanecer, ya que descarta, a diferencia de colegas suyos como Tim Atkin o el propio Pedro Ballesteros, primer MW español, realizar catas divulgativas o formación, pese a que “si puedo ayudar al sector a hacer mejor vino español, estaré encantado de hacerlo”. La propia Península cuenta también en sus filas con el Master of Wine y consultor neozelandés Sam Harrop.
El aragonés Fernando Mora lleva también el título de MW en su nombre y en su perfil de la red social Facebook desde esta mañana. Se define como una persona muy imaginativa y llena de pasión desde esa misma red, y profesionalmente se dedica al vino en la parte de elaboración y asesoría. Su proyecto más conocido es el de Bodegas Frontonio, que saca adelante junto a Ana Jiménez, Francisco Latasa y Mario López en el valle del Jalón, entre Calatayud y Campo de Borja, y desde 2015 encabeza otro en Campo de Borja, llamado Cuevas de Arom, cuyos vinos se presentaron también ayer.
Su camino hacia el título de MW ha sido más rápido que la media, pues fue en ese mismo año cuando Mora obtuvo el Diploma de la Wine and Spirit Education Trust, un reputado título que se considera un paso previo para acceder al MW, aunque no es necesario tenerlo para optar al título, y solo dos años después ya forma parte de este colectivo de expertos. “Rompí a llorar” cuando supo el resultado, confiesa, ya que la experiencia ha sido, en su caso, corta pero intensa. Se cuentan con los dedos de la mano los MW que lo han logrado ser en tres años y aprobando todo a la primera, y es que la pasión de Mora por el vino le desborda por los poros. Reconoce que el esfuerzo ha sido grande en tiempo de estudio, viajes a zonas vinícolas, catas, visitas a bodegas, y agradece a su esposa el no haber desfallecido y apoyarle en todo momento, una condición que considera imprescindible para haber logrado el título.
Mora, ingeniero anteriormente dedicado a la automoción, tuvo su primera experiencia elaborando vino en una bañera, y el líquido lo fue atrapando hasta que una convención de MW en Haro le diolas alas que necesitaba para volar por la experiencia de convertirse en uno de ellos: “Me lo tomé como un reto, y todo fue sucediendo poco a a poco”. Primero obtuvo el Diploma de la Wine and Spirit Education Trust, una enseñanza técnica que se considera previa a la obtención del MW, y luego todo fue rodado. La tesis que le ha dado el título consistió en una propuesta de clasificación vinícola para la DO Campo de Borja, con recomendaciones para su potencial implementación en otras DDOO en España.
De la experiencia se queda, también, con la gente que ha conocido, “apasionante” es como la define. “El 80% de mi título es en realidad de la gente que me he cruzado por el camino”, afirma sin dudar.
Ser Master of Wine, según Kubach, requiere tener un conocimiento global del vino y aptitudes para la cata, no para adivinar los vinos sino para encajarlos en un contexto global, una tarea nada fácil a juzgar por los nuevos titulados que lo consiguen cada año: menos del 10% de los candidatos. Para Mora, la tarea de MW pasa por seguir elaborando vinos como los que ya elabora con sus proyectos y los de sus clientes, aunque cree que “podemos asesorar en otros ámbitos además de la elaboración”. Él sí siente atracción por la divulgación, le gusta hablar en público y “catar vinos interesantes, sobre todo si son de otros”.
Kubach y Mora tienen la labor de ayudar a que se titulen más MW y de contribuir a mejorar la industria vitivinícola española. Para Mora, esta “debe entender, escuchar, valorar nuestros diferenciales.” España, cree, vive un momento de creación vinícola interesante que se debe aprovechar. En su caso, se centrará en conseguir que exista un gran vino de garnacha, su uva fetiche, en Aragón, porque “no puede ser que no exista, en el lugar donde nació la garnacha”.
El primer MW español, Pedro Ballesteros, a quien Kubach define como “la conciencia de la industria” por sus artículos y declaraciones acerca del sector vitivinícola español, se mostró ayer encantado de contar entre sus colegas con “dos grandes profesionales que van a hacer mucho por (el vino de) España” y animó a otros aspirantes a MW que también están en la carrera por el título y ayer dieron un paso más para conseguirlo, como la enóloga Almudena Alberca, quien podría convertirse en la primera mujer española en obtener tan preciada graduación.
La formación para ser MW exige un conocimiento amplio y desde el Instituto se celebran seminarios, catas y formaciones para allanar el camino a los candidatos. Se trata, para Andreas Kubach, de completar los conocimientos que a uno le faltan, ya sea de elaboración, comunicación o gestión, e irlos adquiriendo, una labor ardua si se tiene un trabajo a tiempo completo o “un jefe poco flexible” afirma, en referencia a la cantidad de horas, viajes y esfuerzo que requiere hacerse con el título vinícola más codiciado del mundo.